UN EMPATE COMO DESPEDIDA DE LA LIGA GUERRERAS IBERDROLA 23-23

Morvedre y Elche firman  tablas en el partido que despide a nuestras guerreras de la máxima categoría, con la esperanza de un pronto retorno

Morvedre disputaba el último partido de una temporada marcada por las emociones ante un público que reconocía el pundonor mostrado a lo largo del año por parte del equipo saguntino.

Pese a la poca relevancia que suponía el partido con respecto a la clasificación y al gran comienzo del equipo ilicitano (0-2), las jugadoras dirigidas por Sos parecían envalentonarse frente a un rival superior.  De esta manera pudimos ver una primera mitad protagonizada por un Morvedre intenso y concentrado que crecía a medida que se iban sucediendo los minutos, cosa que evidenciaban los parciales, y que incluso llegó a estar por delante en el marcador (12-11).

Tras el tiempo de descanso, se retomaba un partido que mantendría la misma tónica, la de la igualdad acentuada además por un ritmo frenético pese al gran calor de la jornada. En esta segunda parte, el club valenciano estuvo liderado por dos especialistas, cada una en su parcela del campo. Por una parte, pudimos disfrutar de una inconmensurable Shandy que se mantuvo como bastión principal del equipo en ataque con 11 tantos, mientras el terreno defensivo era dominado por una Maria de Uriarte que se convertía en símbolo de la garra del conjunto de Sagunto.

Con esa dinámica igualada se llegaba al minuto final donde Morvedre con un último ataque pudo incluso ganar el encuentro, pero desperdició ese último tiro para firmar unas tablas que permite a ambos equipos finalizar la temporada de manera correcta.

Tras una temporada larga y complicada para BM Morvedre, este empate frente a un equipo de arriba de tabla, como el orquestado por Joaquín Rocamora, servía para mirar a la temporada siguiente con gran optimismo a la vez que daba espacio para los sentimientos.

El encuentro y la temporada servían para decir adios  a muchas jugadoras y especialmente al cuerpo técnico de Vicent Sos y Esther Ortiz que se despiden del club con un sabor agridulce, por un lado el de no haber conseguido la permanencia, pero al mismo tiempo dejando la impronta de profesionalidad y buen hacer. Quizás no sea un adiós, sino un hasta pronto.

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